Generalmente las personas se dan cuentas de las cosas materiales que pierden, y muchas veces pierden la cabeza por ellas, para que al final, ni recuerden que fue lo que los llevó a la locura.
Hoy no vendré con un cuento sobre como el materialismo está afectando la vida de cada quién, ¿para qué hablar de algo que se ve todos los días?, y lo peor, que se vive todos los días, pero bueno, digamos que es culpa de la naturaleza humana y que no la vamos a llamar esta noche.
La historia que están a punto de leer es sobre uno de mis ojos, el cual creí fiel de por vida.
La envidia no escapa de los ojos, y entre ellos vivió y a pesar de ser casi idénticos, de no ser por las discapacidades de cada cual, siempre lucharon por ver quien veía todo de primero. Nunca descubrieron que no debian verlo primero, sino, ver el todo unidos, pero en fin, esa no es la historia principal, esa era la enseñanza… obvio no aprendieron… al menos aún… al menos uno.
Uno con más experiencia que el otro, creía haberlo visto todo. El otro por su grado de inexperiencia confiaba en lo que el otro le mostraba. No pasó mucho tiempo para que este último se diera cuenta que ya había visto mucho que el otro no, y que en conjunto, podrían coleccionar imagenes que nadie había descubierto.
Tal vez por polvo que entro en el de mayor experiencia, al cual llamaremos derecho, hizo crecer en él desconfianza, no solo del izquierdo, sino, de todo lo que veía y de los ojos ajenos que se acercaron a lo largo de su vida.
El izquierdo también la tenía, ¿cuál ojo no la tiene?, pero aprendió a controlarla y afinar más su puntería a lo que veía para detectar el peligro y así siempre estar un vistazo adelante.
Gracias a la vida, les tocó trabajar menos de un lustro juntos, retina a retina, y el izquierdo fue descubriendo un mundo que sólo el derecho había visto.
La historia no es larga. Un día el izquierdo trató de hacer ver al derecho el mundo de cosas que él conocía, y que quería compartir. El derecho no le gustó la idea de unir mundos y tener una visión mas grande. No me pregunten por qué, porque hasta la fecha, el izquierdo ha tenido que aprender a mirar solo, y esta cabeza, a ser tuerto…