El amarillo llegó por casualidad. Hasta ese momento no simbolizó nada. Fue el color que eligió sin darse cuenta que iba a representar más que la neutralidad que quiso darle.
Años atrás, él lo había elegido sin saberlo. Lo elegía en ropa, juguetes, peluches. En fin, lo empezó a buscar sin notarlo. Su alma lo atraía. Hasta hoy, puedo decirle que debe creer en la historia del hilo rojo.
Ella no sabía lo que iba a hacer. Su alma también lo llamó en el momento indicado.
El tiempo hizo que él sin darse cuenta llegara ahí, donde aparecería su color.
A ella también el tiempo la detuvo de decisiones que la alejarán de lo que iba a ser su momento.
Antes de que sus ojos se besaran, las palabras lo hicieron. Lo hicieron sin saber que iba a dar un color.
Ella lo dijo. Amarillo. Él contestó. Azul.