Cap. 4
Sigue buscando.

Babosín en ocasiones tenía sueños extraños. Hoy, en especial, al abrir los ojos solo escuchó una voz que le dijo: ¿Cómo estuvo el viaje al mundo real?

A lo que él contestó:

“Estuvimos volando… parecían horas… a veces eran como días… pero era producto que te veía a los ojos directamente.

Cuando llegamos a una pradera grande y verde parecía que solo estábamos vos y yo, pero luego me di cuenta que el viento nos espiaba. Me robaba un beso para dártelo a vos y luego uno a vos para dármelo a mi.

Caminábamos de la mano bajo los árboles. Era un bosque chico que nos llamó a lo lejos y que aceptamos ir. Dentro, los árboles nos veían y sonreían. Nos decían que nuestra felicidad los contagiaba y eso los hacía crecer. Al escuchar esto sonreímos, y uno de ellos, el más viejo, nos tomó con sus ramas para hacernos abrazar y así unidos nos subió al cielo.

Ahí nos depósito en una nube. Ella se sonrojó al verme darte un beso en la mejilla (creo que sentía que eras vos). Nos llevó a platicar con las estrellas y jugar con lunas traviesas.

Un arcoíris nos encontró escondidos bajo una catarata de sueños y esperanzas. Nos dijo que nuestra felicidad no podía ser egoísta, que debíamos regresar al mundo no real para contagiar a las demás personas de esto.

Un poco tristes pero emocionados nos soltamos de la mano (porque en todo nuestro viaje nunca lo hicimos) y descendimos por nuestro amigo Arcoiris, cada uno en un color diferente: vos el amarillo y yo el azul. Nos separamos poco a poco con la esperanza de vernos pronto en el mundo real, y sino, al hacer feliz a otros, nos recordaríamos.”

No sabía a quien le contaba, o tal vez sí, lo que sabía es que ese día seguiría buscando a quien le preguntó por su viaje, esa voz de la nada que le hizo empezar a hacer feliz a otros, porque así, siempre la recordaría.